SALMO 143
143:1 Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
143:2 Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
143:3 Porque ha perseguido el enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi vida;
Me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
143:4 Y mi espíritu se angustió dentro de mí;
Está desolado mi corazón.
143:5 Me acordé de los días antiguos;
Meditaba en todas tus obras;
Reflexionaba en las obras de tus manos.
143:6 Extendí mis manos a ti,
Mi alma a ti como la tierra sedienta. Selah
143:7 Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu;
No escondas de mí tu rostro,
No venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
143:8 Hazme oír por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por donde ande,
Porque a ti he elevado mi alma.
143:9 Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;
En ti me refugio.
143:10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
143:11 Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi alma de angustia.
143:12 Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos,
Y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
Porque yo soy tu siervo.
Muchas veces las cosas no ocurren como deseamos, existen momentos en que cuando algo está mal, todo nos sale mal; culpamos a Dios de ello pero no tenemos en cuenta de que lo hace porque no nos conviene, cierra puertas que no nos convienen o no hacen parte de su plan y lo culpamos creyendo que tenemos la razón. La voluntad del Señor es perfecta y no lo vemos de ese modo, los planes de él son muy diferentes a los nuestros, son inimaginables para nosotros. Muchas veces tampoco sabemos qué dirección tomar por falta de conocimiento de la voluntad de Dios por eso es necesario mantener una relación con él, para saber los pasos que debemos dar. Dios quiere que le entreguemos todo lo que somos para obrar en nosotros y aunque muchas veces no entendamos el ¿Por qué? de las cosas debemos confiar en que todo lo que él hace es con un propósito. Nada sucede porque sí, por lo menos no para Dios. Para conocer la voluntad de Dios debemos primeramente disponer completamente nuestras vidas a él, renunciar a los prejuicios, orar pidiendo sabiduría para discernir su voluntad de la nuestra, meditar en la biblia pues ella es la lámpara de nuestro camino, pedir al Espíritu Santo guía para hacer la voluntad del padre. Cuando estés en medio de dificultades que no entiendas no le preguntes a Dios ¿Por qué? Sino más bien ¿Para qué?.