Buenos días a todos!
Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
Lucas 17:12-19
¿Cuántos de nosotros no fuimos alguna vez como esos leprosos?¿cuántos no vivíamos en pecado y estábamos llenos de basura? Incluso quien ha llevado toda su vida como cristiano, en algún momento se habrá dejado llevar por el pecado.
La palabra de Dios nos dice en Lucas 17 que habían 10 leprosos, éstos vieron a Jesús y clamaron misericordia. Él se compadeció y les dijo: vayan y preséntense a los sacerdotes.
En el camino pasa algo curioso, los 10 hombres son sanados pero sólo uno entendió verdaderamente las palabras de Jesús.
Todos obedecieron claro está, pero Jesús les dijo: «Id, mostraos a los sacerdotes» y este hombre entendió que quien le había dicho eso, no era un hombre cualquiera, era el Sumo sacerdote.
Inmediatamente volvió, se postró ante sus pies y dio gracias glorificando. Entonces Jesús le preguntó donde estaban los otros nueve.
Nosotros podemos ser sanados, ser llenos del Espíritu, podemos ser bendecidos de mil maneras. Pero hay personas que toman por poco la sangre de Cristo, se acostumbran a ir el domingo a la iglesia, llorar, ser sanados o bendecidos, y salen nuevamente a entregar sus vidas al pecado.
Aún ahora Jesús se sigue preguntado: ¿Donde están los otros nueve?¿Dónde están todos los que he sanado? ¿No te sane a ti también para que me sirvieras? ¿No arregle tu situación para que dejaras tantas excusas y por fin me sirvas?
El se pregunta donde estás hoy, se pregunta por qué no has vuelto a darle gracias y a glorificarlo, El no quiere que tu vida pase en una silla postrado gritando Amén y Aleluya cada ocho días. El no quiere esa clase de vida ni para ti, ni para mi…
Volvamos hoy al sumo sacerdote y verás cómo tu vida adquiere sentido, verás que lo que te hacia falta no era sólo ser sanado, era reconocer al Dios que esta sobre todas las cosas, sobre todas las situaciones y sobre toda persona.
Dios los bendiga
Feliz día para todos 😊
Alexandra Villamarin – Ministerio Juvenil Agua de Vida