Oíd, porque hablaré cosas excelentes, Y abriré mis labios para cosas rectas. Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios. Justas son todas las razones de mi boca; No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
Proverbios 8:6-8
Qué tanto de lo que decimos en el día es realmente útil? O qué tanto de eso es correcto?
Esto es para los que se convirtieron en un punto de su vida:
Antes de conocer a Jesús seguramente llevábamos una vida no muy agradable para El y requeríamos un cambio. Cuando empezábamos a ir a la iglesia puede que nuestra manera de hablar fuera un poco diferente, tratábamos de ser más decentes y nuestro comportamiento era muy atento. Personalmente los primeros días maneje una doble moral, no porque quisiera, sino que uno no cambia en un día, Dios tiene un proceso para eso. Pero la pregunta ahora es (y ya es para todos)
¿Manejas una doble moral?¿Aún estas en el proceso de cambio? Han pasado los días, los meses, los años y sigues haciendo lo mismo que antes?
Si naciste en un hogar cristiano o te convertiste en algún punto de tu vida, eso no nos deja excentos de hacer cosas que no son agradables a Dios. Me sorprende la cantidad de personas que en la calle o en la casa son unos pero los domingos tienen aureola en la iglesia. Si, nadie es perfecto y yo también me equivoco, pero escrito está:
De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
Santiago 3:10-11
La idea no es juzgar a nadie, pero quiero que meditemos en esto y hagamos un autoexamen
De verdad estamos siento rectos con nuestras palabras? Cómo reaccionamos ante un golpe o el daño de una persona hacia nosotros? Cuando algo no nos sale bien, ¿Qué decimos? O simplemente qué pensamos? Éstas pueden parecer algo muy simple pero dejan mucho que decir de una persona.
Dios es digno de toda gloria y honra, pero al Dios perfecto no se puede adorar con una boca sucia (literalmente), debemos lavar nuestro cuerpo para poder siquiera desear algo de El, por eso de nuestra boca deben brotar alabanzas para nuestro Dios y no maldiciones, esto no es agradable para El. Lo que decimos debe exaltarlo y glorificarlo, lo que solamente podemos decir con nuestros «amigos» del mundo y no a nuestro Padre, esto no es correcto.
¡¡Que nuestro hablar y actuar sea el mismo siempre, a Dios no se puede engañar!!
Alexandra Villamarin – Ministerio Juvenil Agua de Vida