Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, Hebreos 12:1
La palabra despojar hace referencia a quitarnos algo en forma voluntaria.
Si algo estamos llamados desechar como cristianos es el pecado.
El versículo hace referencia a las carreras olímpicas que se hacían y hacen en el estadio, el versículo afirma que hay muchos testigos que nos observan correr: Dios, los ángeles, los demonios, los incrédulos, los apartados y quizás los hombres y mujeres de Dios que ya terminaron su carrera.
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.” 1ª Corintios 9:24
Todo atleta que llega a ser exitoso y se mantiene a lo largo de los años, tiene que cultivar la disciplina. Si nosotros hemos de correr de forma exitosa la carrera que tenemos por delante debemos cultivar la misma virtud.
¿Cuál es el peso que no nos deja correr? ¿Cuál es la carga que nos ha sacado del camino?
Les comparto una breve ilustración que complementa la reflexión de hoy:
Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que
calumnian.
– ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.
– Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
– Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas.
Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse.
Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Esto, es vivir como las flores.
Bendiciones
Alejandro Vargas – Ministerio Agua de Vida