Salmos 27:4-6
[4]Lo único que le pido al Señor
—lo que más anhelo—
es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida,
deleitándome en la perfección del Señor
y meditando dentro de su templo.
[5]Pues él me ocultará allí cuando vengan dificultades;
me esconderá en su santuario.
Me pondrá en una roca alta donde nadie me alcanzará.
[6]Entonces mantendré mi cabeza en alto,
por encima de los enemigos que me rodean.
En su santuario ofreceré sacrificios con gritos de alegría,
y con música cantaré y alabaré al Señor.
Dios el Padre tiene un hogar para cada uno de nosotros. Un lugar donde habita su presencia, donde tenemos su provisión, donde hay refugio en medio de las pruebas.
Vivir con el es la mayor bendición que podemos tener.
Dios nos invita a vivir y a permanecer en su morada. Allí encontramos todo lo que necesitamos. Muchas veces cuando vienen las pruebas nos salimos de la casa de papá para buscar una solución en lugar de contarle a El nuestros problemas y esperar su ayuda.
Otras veces nos salimos de la casa de nuestro papá Dios en busca de una vida llena de «aventura» en la que podemos hacer lo que «nosotros queramos»; para darnos finalmente cuenta de que todo era un engaño.
Anhelemos estar todos los días en la casa de nuestro padre, que es nuestra casa también. Gocemos de su presencia y vivamos una vida espiritual abundante donde somos completos en El.
Feliz tarde
Sandra Jara – Ministerio Agua de Vida