¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.
Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
Lucas 15:8-10
En muchas partes de la Biblia se hace referencia al arrepentimiento y el volver a Dios. Parábolas como el hijo pródigo, la oveja perdida o la moneda perdida nos hablan de la fiesta que hay en el cielo cuando un perdido se arrepiente, ayer la pastora Sandra nos hablaba de volver a Dios donde seríamos recibidos incondicionalmente y hoy nuevamente quiero hablarles del tema. Leyendo la parábola de la moneda perdida podemos notar el anhelo que tiene Dios por nosotros, Él está realmente interesado en nuestra salvación.
«¿No encenderá un lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre?
Así mismo, Dios buscará a quien se ha alejado de Él, pero resulta que Dios necesita mensajeros que lleven su Palabra, y a nosotros nos ha correspondido esa tarea, más que hijos necesita servidores, Él demanda obediencia de parte de nosotros y claramente nos dijo que debíamos ayudar a extender Su reino.
Volviendo al tema de las monedas, cualquier persona, sea un mendigo, un alcohólico, un violador, un ladrón, el que sea, significan tanto para Dios como esa moneda a la mujer, Él está dispuesto a barrer toda la casa, alumbrando con una lámpara de aceite de un lado a otro hasta encontrar a quien busca y ponerlo en contacto con alguien más, para que la ayude a seguir a delante y con ese alguien hablo de nosotros, las otras monedas que aunque están ahí, no dejan de ser importantes, simplemente tienen un rol diferente y es mantener al otro en la carrera, pues aunque Dios tiene la gran mayoría de las monedas, Él las quiere tener todas. Ésta parábola y las otras mencionadas nos muestran la inexplicable pero hermosa dedicación de Dios al cuidado de sus hijos.
Nosotros ya tenemos a Cristo, por tanto es nuestro deber ir en busca de quienes lo necesitan pues «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos: No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.» Marcos 2:17
Feliz día para todos
Dios los bendiga
Alexandra Villamarin – Ministerio Juvenil Agua de Vida