Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
Éxodo 16:1-3
Cuando el pueblo de israel salió de egipto, no paso mucho tiempo hasta que empezaron los problemas. Éste prefirió cambiar las alabanzas a Dios por críticas y disgusto por todo. No sólo se andaban quejando sino que querían regresar a la vida que tenían. Aunque se quejaban de Moisés, realmente era a él que iban dirigidas?
¿Con quién te quejas normalmente? Y no habló de decirselo a alguien, sino lo que piensas cuando un comportamiento te disgusta. Para quejarse sólo es necesario hacer mala cara, esa cara tan molesta que pones cuando tu madre te ordena algo, cuando tu jefe es injusto, cuán un líder de la iglesia te llama la atención, cuando Dios no hace lo que tu quieres…
Por qué cuando ves algo que no te agrada en tu hermano vas con otro y críticas, en vez de decirselo de frente y arreglar el problema? Así como no te da vergüenza ir donde tu hermano y decirle cómo se ha equivocado aquel otro, con esa cara egocéntrica y orgullosa como si tu fueras mejor, ve con ese mismo valor, con un corazón humilde y de la mejor manera hazle saber a tu hermano en qué se equivocó, claro, si es de tu incumbencia y no su vida privada.
«y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros? Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.»
Éxodo 16:7-8
¿Sabias que las quejas y las murmuraciones son un grave pecado? Cuando críticas a tu hermano, que te quede claro: no es a él a quien ofendes. Fue Dios quien colocó a cada persona en tu vida, por tanto nos estamos queja do de su obra perfecta. Quiénes somos nosotros para hacer eso?
No demos cabida al pecado en nuestras vidas. Somos una familia, por tanto amemonos y no dejemos que las diferencias sean un obstáculo en cada relación, todos tenemos habilidades y defectos, usemolos de la mejor manera. Seamos agradecidos con lo que Dios dispuso para cada uno
Duvan Zapata – Ministerio Juvenil Agua de Vida