Las personas somos como las bolas de arroz. Para quien no sabe qué son, pues son bolas de arroz normales ☺☺ Cada una con una ciruela o adición diferente. Hay unas redondas, otras cuadradas… De muchas formas, colores y sabores distintos, y todas son hermosas, valiosas, maravillosas. El problema es que se encuentran en la espalda o por dentro de cada uno, no la podemos ver, no la podemos tocar, no la podemos sentir. Por tanto, asumimos que no está. Lo curioso es que sí podemos ver las de los demás, y en cuanto las vemos pensamos: Yo no tengo eso en mi espalda, soy tan solo arroz, los demás son mejores que yo. Y nos entristecemos. Por eso llegamos a sentir envidia de otros.
¿No has descubierto aún tu ciruela? Te invito hoy a que tomes dos espejos, pídele a alguien que sostenga uno detrás de ti y mírate en otro que esté delante ¿Sigues sin poder ver nada? Tal vez esa persona lo está sosteniendo mal o está en medio de ti y ese espejo. Dile que se corra y búscate a otra, alguien que sepa sostener un espejo. De esta manera podrás ver lo que realmente hay.
En nuestra vida Dios coloca no solo personas que nos ayudarán a encontrar nuestro llamado, sino también algunas “difíciles” de tratar para moldear nuestro carácter y no sólo El, el diablo, quien no quiere que vayamos por buen camino, se encargará de colocar personas aún más difíciles y falsas llamadas “amigos” que tratarán de ganarse nuestra confianza y cuando queramos “ver nuestra ciruela” serán un obstáculo, no nos dejarán ni siquiera sentirla. Siempre buscarán la manera de deshacerse de esa joya. Constantemente oiremos sus voces que nos dirán: “Tú no tienes algo como eso” y cosas parecidas, pretendiendo causar envidia entre la familia. Estos no son amigos de la familia de Dios.
1 Tesalonicenses 5:14
También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
Si en esta mañana, independientemente de tus problemas, estas dichoso, alegre, gozoso en el Señor, con sinceridad te digo que me alegra, pero, ¿has pensado en que tu hermano podría estar en el lado opuesto? ¿Que esta perdiendo su último aliento?, ¿Que su esperanza se fue con uno de sus muchos problemas?, ¿Que está sediento y no tiene quién le dé de beber?
“Dar es algo más que extender la mano y algo regalar…
Comparte lo que hay dentro en ti, la alegría de vivir. Dale una sonrisa a quien la necesita, dale de tu fe al alma herida. Comparte lo que Dios te dio. Tú puedes darle a alguien hoy Un día mejor.”
No dejemos que nuestra alegría nos quite el sentir por otros. Podemos volver un mal día de alguien, en uno mejor con una simple sonrisa. Cada uno de nosotros tiene talentos hermosos y valiosos. Te invito a que hoy le digas por lo menos a una persona en lo que es bueno. Tal vez esa persona no ha descubierto aun su ciruela o se esta volviendo pequeña porque se ha quedado en el olvido. Alguien necesita que le recuerdes la valiosa y hermosa joya que tiene en su espalda, que es ella.
Muchas veces no la vemos, pero la verdad es que todos tenemos nuestra ciruela en la espalda. Yo puedo ver la tuya, y te aseguro que es preciosa.☺☺☺
Dios los bendiga.
Feliz día para todos. 😚😚
Alexandra Villamarin – Ministerio Juvenil Agua de Vida