“Antes que fuera yo humillado,
descarriado andaba;
pero ahora guardo tu palabra” Salmos 119:67
“Bueno me es haber sido humillado,
para que aprenda tus estatutos.” Salmos 119:71
El orgullo y la rebeldía del corazón nos impiden disfrutar de la bendición y la comunión con Dios. El deseo de ser independientes, de salirnos con a nuestra y supuestamente “callarle la boca a todo mundo” , ¡nos llevan a la locura!
Dios conoce esto y tiene un antídoto infalible y preciso. Dios sabe que si permite circunstancias que nos humillen logrará llamar nuestra atención, nos salvará de perder nuestra vida y aún nuestra alma.
- ¿Te has apartado alguna vez del Señor?
- ¿Te has burlado de su palabra o de sus advertencias?
Si regresaste fue debido a que las circunstancias se hicieron duras, nadie regresa al redil, ni a la obediencia victorioso. Los que hemos vuelto a la obediencia , hemos regresado humillados. El hijo prodigo reaccionó cuando no pudo comer ni siquiera el algarrobo de los cerdos.
Dios te ama, Dios te anhela y antes de que te le pierdas, prefiere enviar situaciones y personas difíciles a tu vida para hacerte reaccionar. José tuvo que perder su túnica de colores para poder escuchar a Dios y encaminarse al cumplimiento de su destino.
No siempre Satanás está detrás del sufrimiento, no siempre es el responsable de los momentos amargos que sufrimos. Si el dolor que atraviesas o atravesarás te hace reaccionar, volver en ti y decidirte a obedecer al Señor, con toda seguridad el Eterno Dios estuvo detrás de ese sufrimiento, porque te ama apasionadamente.
Bendiciones para todos
Alejandro Vargas
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