Salmo 4:8 En paz me acostaré, y así mismo también dormiré; porque solo tú, Señor, me haces habitar seguro.
Ahora que varios de ustedes están terminando sus jornadas laborales, deben tener el peso del dia encima, piensen en esto:
¿Qué tal estuvo tu día? ¿Cuantas discusiones tuviste? ¿Cuantas veces diste gracias? ¿Cuántas veces hablaste con Dios?
Antes de irte a dormir te hago una invitación, independientemente de si haz o no buscado a Dios en el transcurso del día, habla con Él ahora. Allí, en tu habitación (no acostado) o si lo vas a hacer asegúrate de no dormirte, abre tu biblia, ora, haz lo que quieras, pero búscalo. Dios no está solo para suplir tus necesidades, Jesús quiere ser tu amigo, el Espíritu Santo siempre está junto a ti esperando siquiera que lo notes, Dios siempre está dispuesto a escucharte.
Si sientes que cada mañana te levantas igual de cansado a cómo te acostaste, tal vez no sea solo cansancio físico. Tu espíritu debe estar anhelando sentir paz, pero la paz de Dios, esa llenura que solo El puede dar. Aún en los momentos más difíciles de mi vida, su paz y llenura hicieron la diferencia. El quita el peso de nuestros días cuando en la noche se los encomendamos. Solo cuando le pedimos que nos dé tranquilidad para dormir, aún con todos los problemas encima, te aseguro que nada de eso nos hará perder la confianza de la cobertura de Dios sobre nosotros.
Recuerda que el tiempo es de Dios, no sólo los últimos cinco minutos antes de dormir. Entreguémosle cada día más y más de su tiempo y verás cómo todo cambia.
Espero sea de bendición
Feliz Noche
Dios los bendiga
Alexandra Villamarin – Ministerio Juvenil Agua de Vida