Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah
Salmos 32:5
Hace poco estaba hablando con un amigo acerca de la sinceridad
Él me preguntó para mí qué era una persona sincera y después de darle mi respuesta me contó una historia…
Había una vez un alfarero.
Un día le pidieron que hiciera una vasija con determinadas características, pero por el viaje y dificultades que tuvo al transportarla la vasija se estropeó un poco.
Para no volver a hacer una nueva, el hombre decidió «arreglarla» y para esto utilizó cera; cubrió cada una de las imperfecciones y así la entregó.
Pero hubo un problema: al llegar a las manos de la persona a quien se la vendió la vasija se quebró.
Entonces me dijo: Una persona sincera es aquella que se presenta a Dios «sin cera»
Sin coberturas, con el corazón abierto
Con sus heridas e imperfecciones al descubierto.
Puede que ante las personas podamos ser unas vasijas perfectas, pero ante los ojos de Dios somos más hermosas cuando no tenemos curas, vendas, ni nada que trate de ocultar nuestras imperfecciones
Así que hoy te invito a presentarte a Dios como lo que eres, sin vergüenza de tus cicatrices, con un corazón humilde y un anhelo profundo de su presencia.
No le pidamos que nos remiende, pidamosle, si es necesario, un quebranto total para que pueda hacer una vasija nueva con nosotras.
Feliz dia para todas
Dios las Bendiga
Alexandra Villamarin – Ministerio Agua de Vida