Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
Juan 15:7
Como cristianos cometemos el error de pensar que por servir a Dios o por el simple hecho de creer, Él está en la obligación de contestar cada uno de nuestros caprichos y berrinches. Cuando estamos comenzando nuestra vida cristiana eso puede pasar y es completamente normal, no digo que esté bien, pero puede pasar en muchos casos, el problema es cuando llevamos meses y peor aun, años sirviendo a Dios y seguimos con la misma actitud arrogante. ¿Sabe? La biblia dice que Dios no es deudor de ningún hombre. El que nosotros hayamos llegado a sus pies no significa que le estemos haciendo un favor. Sino por el contrario, que Él escogió de lo más inmundo que hay para darnos nueva vida, un propósito, para tener misericordia de nosotros. ¿Entonces por qué llegamos a exigir cosas cuando Él nos dio ya un regalo tan grande porque le plació?
En el versículo que les acabo de compartir , y a lo largo de la biblia donde se trata este tema, Él es muy enfático en decirnos que SOLO si permanecemos en Él, SOLO si cumplimos su palabra, SOLO si seguimos sus mandamientos, mejor dicho, SOLO SI SOMOS OBEDIENTES podemos pedirle todo lo que queramos y Él lo hará. ¿Y a qué voy con que lo hará?
Si usted cree que cumple con todos estos requisitos, pida. De seguro Él cumplirá. Y en caso de que no, ¿Sabe por qué? Porque puede no ser cierto lo obediente que dice ser. Si está seguro de que lo es, seguramente no pedirá nada que se salga de su voluntad y entonces Él no tendrá ningún problema en hacer. Pero si por el contrario, pide cuanta cosa quiere y luego reniega que Dios no cumple sus promesas entonces creo que alguien necesita volver a la enseñanza de su palabra. Dios no es ningún mentiroso, y nosotros somos lo suficientemente arrogantes como para pensar que Él nos debe algo.
Más allá de pedir y más allá de obedecer por un beneficio, busquemos el rostro de Dios. De seguro todo eso que está pidiendo ahora y espera recibir de Dios pasará a un segundo plano cuando conozca la hermosura de su presencia. Cuando eso pase, dejará de importar y su mayor anhelo será conocerlo más y más. Que nuestra vida cristiana no se vuelva una serie de reglamentos por cumplir para recibir bendición, sino que por el contrario, tengamos una relación tan profunda con Dios que sin necesidad de desear cosas materiales y pedírselas, Él se plazca en bendecirnos también en ese aspecto, sin dejar de ser Él lo más importante en nuestras vidas. Cuando pensemos y profundicemos más en lo espiritual vendrá la bendición material.
Alexandra Villamarin – Ministerio Agua de Vida