Revistete del Amor de Dios

Revistete del Amor de Dios

26 Abr, 2016
Alexandra Villamarin
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Buenos días a todas
Les comparto el devocional para hoy

El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
S. Lucas 15:25-32 RVR1960

La parábola del hijo pródigo es una de las más conocidas. Si bien es cierto que en ella el enfoque principal está en el hijo menor y en el padre, el hijo mayor también tiene su protagonismo en esta historia y con él muchas veces podemos vernos identificados.

Cuántos no han hecho pataleta cuando no le gusta como actúan los demás?
El padre estaba lleno de alegría, gozoso porque su hijo menor había vuelto, pero cuál era la actitud de su otro hijo?
Él estaba tan aferrado al error de su hermano, que se le olvidó que eso le podía haber costado la vida. A veces por estar criticando a nuestros hermanos perdemos tantas cosas que nuestro Amado Padre tiene para nosotros. Él se perdía de la alegría que tenía su familia y lo mismo puede pasarnos a nosotros, mientras Dios está celebrando porque su hijo ha vuelto a vivir para Él, nosotros somos los aguafiestas de esa celebración, pero el motivo no es otro más que envidia o egocentrismo, en una podemos creer como el hijo mayor que nosotros merecemos más que el que se alejó sólo porque hemos estado siempre para Dios, y con el otro nos podemos creer tan perfectos que olvidamos que también hemos cometido errores y no les damos una nueva oportunidad.
Algo que me llama la atención en esta parábola es que así como el padre se acercó a su hijo menor cuando lo vio llegar, también lo hizo con su hijo mayor cuando se alejó de la fiesta, y esto nos muestra que a pesar de nuestras pataletas o errores, el amor de Dios es incondicional e infinito para nosotros. No dejemos que las actitudes de éste hijo mayor sean parte de nuestra vida, a pesar de que él estaba aún en casa con su padre podía estar incluso más apartado que su hermano, él no conocía a su padre y mi invitación es que si has estado alejada de Dios vuelvas a él, y si por el contrario estás ahí para Él pero no es una relación íntima también es hora de que te acerques. No perdamos el tiempo en cosas que no valen la pena, el dinero y los bienes se recuperan, pero los años perdidos, el tiempo perdido, la vida perdida lejos de Dios, NO se recupera. Revistamonos del amor de Dios, alejemos las cosas que no nos dejan convivir en familia y sirvamos a Dios como la familia que somos, sin muros que la dividan.

Alexandra Villamarin

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