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Nadie Más Que Tu, Dios De Amor

26 Oct, 2015
Alexandra Villamarin
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¿A quién tengo en el cielo? ¡A nadie más que a ti! Contigo a mi lado, nada me falta en este mundo Salmo 75:23 TLA
Si algo caracteriza a las personas es su profundo deseo de tener amigos y sentirse importante para alguien, encajar en esta sociedad. Pero ese vacío no puede ser llenado por una persona u objeto, el calor que busca nuestro corazón no es de alguien o algo más, es un vacío que solamente Dios puede llenar. Puede que tú seas una persona a la que se le facilita entablar relaciones como puede que no, personalmente no soy muy buena en eso, pero si algo ha sido suficiente para mi es tenerlo a Él. Muchas veces las personas, y en especial quienes no conocen de Dios, pueden lastimarnos de una u otra manera, hay muchísimas personas en el mundo que no conocen el significado de la palabra “amistad”, por ello llegan a sentir envidia, guardan rencores, o simplemente, aunque son nuestros amigos nos dan malos consejos, cosas que pueden causarnos un mal rato. Si tu caso no es ese, tienes muy buenos amigos, te dan buenos consejos, qué bueno. O tal vez lo más preciado para ti no es un amigo ni una persona en especial, pueden ser objetos. Si todo se vuelve contra ti, ¿qué harías?
Es cierto que necesitamos mantener relaciones para sentirnos bien en esta sociedad, necesitamos cosas, dinero, pero nada de eso es indispensable.
Cuán grato sería para Dios escuchar esa oración de cada una de nosotras! Reconocer que El es lo único que necesitamos es indispensable para conocerlo cada vez más y más. Si alguien está profundamente interesado en escucharte es Dios, no hay amor humano más grande que el de nuestro Padre, nadie te puede llegar a amar, a preocuparse, a cuidarte, a escucharte y a bendecirte más que El. Eso te lo puedo asegurar. El nos susurra palabras dulces al oído cuando le hablamos, aunque a veces no podemos escucharlo, pero siempre busca la manera adecuada para hablarnos, por eso, no busquemos en el mundo lo que solamente El puede ofrecernos, con El nos basta y nuestro corazón podrá estar rebosando de su gracia. Nuestros ojos deben estar fijos en quien todo nos da!
Dios las bendiga
Alexandra Villamarin – Ministerio Agua de Vida

A los pies del maestro

7 Jul, 2015
Sandra Jara
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Lucas 10: 38-42
Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

En esta ocasión pasó algo bastante llamativo: Jesús visitó a Marta y a Maria en su casa. Jesús habla, Maria lo escucha y Marta… ¿Marta? Ella estaba bastante ocupada haciendo los quehaceres de la casa.
Imagino lo que pudo haber pasado antes de que Jesús llegara:
-Maria, ayúdame a organizar.
-Marta, no nos preocupemos ahora por esto ¿Vale? Es Jesús, si, pero El nos ama a pesar de todo. El nos dice que no podemos comprar nuestra entrada al cielo o trabajar para poder entrar, es un regalo maravilloso de Dios.
-Pero como lo tratemos es como lo haremos sentir bien.
-Marta, de todos los hombres, El es el único que no necesita que los demás lo hagan sentir bien…
O en algo así puedo pensar, algo parecido debió pasar.
Maria sólo quería disfrutar de la visita de Jesús, mientras Marta se preocupaba por lo que iba a darle de comer y beber.
Cuando llegó Jesús, María estaba atenta escuchándolo y en algún momento Marta se molestó porque su hermana no le ayudaba con sus quehaceres. Entonces imagino cómo se dirigió a ella una primera vez y le pidió ayuda una vez más pero Maria seguía escuchando a Jesús. Por esto Marta se enojó y le reclamó a Jesús: “Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.”
Marta estaba esperando que Jesús le diera la razón y reprendiera a María por no ayudarle. Pero paso todo lo contrario! Jesús la miró y le dijo algo
“Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”
Jesús, luego de esto, la miro con dulzura, como nos mira a nosotras, y le ofreció su mano. Podemos escuchar claramente su dulce y suave voz diciéndonos: Cálmate, yo estoy para ti, yo te ayudo…

María debía tener un rostro que reflejaba tranquilidad, sus ojos llenos de lágrimas, y viendo esto Marta por fin comprendió que era eso lo que su alma anhelaba realmente. Quería estar tranquila, sin esforzarse tanto, en la presencia de Dios.

Estoy segura de que hoy nos sigue mirando a nosotras con los mismos ojos, diciéndonos: No necesitas tratar de impresionarme. Nada de todo lo que hagas hará que te ame más de lo que te amo ahora, porque te amo con amor infinito, tanto como me es posible.

Jesús ama y aprecia nuestro servicio, pero no quiere que ese servicio sea un impedimento para conocerlo mas.
Dios las bendiga

Alexandra Villamarín