“Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer; y, consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen, y Dios lo nombró sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.” Hebreos 5:8-10 NVI
Jesús, el hijo de Dios tuvo que aprobar el examen de la obediencia, siempre fue, es y será plenamente de Dios, pero en su condición de hombre necesitaba pasar por allí, trayendo salvación a todos los que obedecen.
¿Estás dispuesta o dispuesto a pasar la prueba de la obediencia? No hay ministerio sin dolor, tu influencia y capacidad de que Dios bendiga a otros a través de tu vida pasa por la estación de la obediencia, el olvido y la soledad. En estos tiempos de ministerios instantáneos y gente que quiere colocar reflectores sobre ellos, debemos considerar que solo aprendiendo a obedecer encontramos al salvador y cumplimos nuestro propósito.
Bendiciones en este día.
Alejandro Vargas