"El Señor es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en Él confían” Nahum 1:7
Dios es bueno sin importar si tu vida hoy es maravillosa o parece no tener rumbo ni sentido. Es fácil hablar de las bendiciones de Dios y hablar de fe cuando quizás todas las cosas andan bien; no obstante he descubierto que hay facetas del amor, del cuidado y del carácter de Dios que sólo se conocen en tiempos de contradicción, de soledad, de pérdida aparente del rumbo y en tiempos de fatiga.
Hace dos años exactamente, mi sobrino menor partió con el Señor, fue una situación sorpresiva, dolorosa y con un impacto fuerte sobre mi familia. No obstante también descubrí que Dios puede darte fuerza que no conocías, en momentos oscuros. Puedo contar que su presencia trajo paz y calmó casi de forma instantánea ese fuerte y profundo aguijón de la muerte.
Él lo hizo debido a que necesitaba, en mi caso particular, que me plantara fuerte ante la vida, que pusiera la cara ante los días oscuros que se avecinaban para nosotros. Creí en ese momento que la muerte era el momento cumbre de una serie de dificultades, pero en mi caso específico, era sólo el inicio de una de las temporadas más difíciles de mi camino hasta ahora, los meses siguientes me mostrarían que no había aspecto en mi vida que no fuera a ser desafiado y puesto bajo presión casi de forma simultánea.
Dios te conoce, y te llama; yo he servido al Señor desde que era un adolescente y me he sorprendido las muchas veces que me ha llamado por mi nombre, que me ha buscado. El Señor conoce a los que son suyos, Él en ocasiones guarda silencio en tiempos de dificultad, también nos da los recursos necesarios para sortear la vida y cumplir nuestro propósito en tiempos de extensión , se nos junta en tiempos de confusión y tentación, pero ante todo nos recuerda que para Él no somos un número, ni un código.
Mientras aún escribo, el sol brilla hermosamente en la ciudad de Bogotá, el amanecer me recuerda que Dios es fiel, que su misericordia es nueva y que su poder para sostener mi vida y la tuya no se ha acortado.
Bendiciones
Alejandro Vargas