"Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí.¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros." Isaías 49:14-16
A través del profeta Isaías, el Señor coloca el ejemplo extremo de lealtad, el amor de una madre por un hijo recién nacido; pocas manifestaciones de amor y compromiso son tan arraigadas en la tierra; no obstante afirma que: aunque esta mujer llegará a olvidarse de su hijo, yo nunca me olvidaré de ti.
Hay momentos en la vida en los que creerás que Dios no te escucha, que te ha dejado sola o solo y que finalmente no le importas a nadie.
Hay momentos en los que quizás veas tu vida y a pesar de ser creyente te sentirás a la deriva, como malgastando tu tiempo, como dejando que la vida se te vaya como arena entre las manos.
El Espíritu Santo me motivo a escribirte que la palabra de Dios afirma que estas esculpida, esculpido en las manos de Dios; esto significa grabado en relieve ; Dios te observa, te acompaña a pesar de las que las circunstancias te desborden. Él te sostiene cuando no entiendes la razón de tus esfuerzos y te dice; eres mi hija, eres mi hijo y nada ni nadie te pueden separar de mi amor. En tu proceso quiero mostrarte que soy más que suficiente para ti.
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 8:38-39
Bendiciones
Alejandro Vargas