El presente artículo es el primero de una serie que estaré desarrollando con respecto a los dones del Espíritu Santo y la forma bíblica de operar en los mismos.
El objetivo del presente escrito es presentar cuatro principios que a mi juicio son básicos para poder desarrollar un ministerio efectivo.
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Principio fundamental: hacer la voluntad de Dios
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” Isaías 55:8-9
El secreto para desarrollar un ministerio de bendición y para poder fluir en los dones del Espíritu Santo es depender de la guianza de Dios y hacer su voluntad.
Por medio de la oración debemos buscar la voluntad de Dios y el tiempo del Señor para poder llevar a cabo la tarea que tenemos por delante.
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Principio de las vasijas. (2 Reyes 4:1-6)
Este pasaje maneja una simbología especial, el profeta Eliseo es un símbolo de Jesucristo, La viuda es un símbolo de la iglesia.
El ministerio tanto colectivo como personal se desarrolla en la medida en que se tienen vasijas de aceite.
Eliseo le ordenó buscar vasijas y vertirlas el aceite fluyó mientras hubo vasijas.
Cuando una iglesia o un ministerio deja de buscar vasijas sobre las cuales verter el aceite este cesará. ¿Quiere que su ministerio perdure? ¿Quiere que los dones que hay sobre su vida no se apaguen? Vierta sobre otros la unción que Dios ha depositado en usted y busque nuevas vasijas.
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Principio de la excelencia
“Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino” Daniel 6:3
Darío el rey de los Medas, observó en Daniel algo que no había en los otros hombres. Había algo en este hombre que no sólo lo hacía diferente sino que más aún lo hacía superior.
El Espíritu Santo viene a morar en usted para traer excelencia, el poder de Cristo fluirá en todas las áreas de su vida mientras usted permanezca en comunión y obediencia a Él.
Colosenses 3:22-24 nos recuerda que cualquiera sea nuestra labor: trabajar, estudiar, cuidar de la familia, o el ministerio. Debemos hacerla para el Señor, debemos hacerla con excelencia, con calidad y nuestra recompensa vendrá de los cielos.
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Principio de dar de lo que he recibido
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” 1ª Pedro 4:10-11
El ministerio y los dones espirituales que usted tenga deben ser ejercidos para beneficio de las otras personas y para la gloria de Dios. Nuestros dones deben servir a otros no a nosotros mismos.
Un craso error cometen aquellos que se concentran en lo que otros tienen y hacen en vez de desarrollar lo que Dios les ha dado.
Finalizo recordándole que Dios ha colocado en usted talentos y dones que Él espera que usted ponga a producir. Frecuentemente encuentro personas que por descuido, comodidad o temor rehúsan hacer lo que Dios verdaderamente los llamó hacer.
Apreciado lector, ¿Está usted desarrollando lo que Dios lo llamó a hacer?, ¿Está vertiendo el aceite en nuevas vasijas?, ¿Está sirviendo con excelencia?, ¿Está dando todo lo que ha recibido?
Tómense unos minutos para orar y pedirle a Dios que le muestre que áreas de su vida están impidiendo que usted pueda ser usado de una forma mucho màs poderosa, él ha prometido limpiar el vaso que da fruto para que lleve aun un mayor fruto.
José Alejandro Vargas
Director General
Ministerio Agua de Vida
Nota:
Si tiene dudas o preguntas adicionales acerca de esta temática puedes escribir a mi correo:
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