Una manera de saber si realmente tenemos nuestra mirada puesta en Jesús es cuando vienen a nuestra vida las pruebas y las dificultades, en ese momento podemos reflexionar acerca de cómo esta nuestra relación con Jesús y qué tanto le amamos.
A menudo cuestionamos al Señor, y pensamos que es demasiado duro con nosotros, que no vamos a soportar, o que quizás ya se olvidó de nosotros y no nos escucha. Pero el nos disciplina porque verdaderamente nos ama y quiere hacernos dóciles y sensibles a su voz.
No debemos tomar la disciplina como un castigo, sino como la forma que utiliza Dios para moldear nuestro carácter, acercarnos más a El, y de esta manera darnos cuenta de qué tanto le amamos. Cuando realmente El está en nuestras vidas y lo hemos aceptado como nuestro Salvador, las cosas que suceden o experimentamos como personas, no son pura coincidencia, si no que El las permite para cumplir su propósito eterno en nuestras vidas.
Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28
Otra manera de saber si realmente tenemos nuestros ojos puestos en Jesús es observando nuestra actitud cuando otro creyente cae, o hace algo indebido. ¿Flaquea nuestra fe? ¿Nos desanimamos? O seguimos firmes sabiendo en quien hemos creído. Es triste y preocupante como en la actualidad muchas personas se han apartado de los caminos de Dios y han abandonado su fe. Nos cuesta entender como personas que le han dedicado toda su vida al evangelio y a predicar la palabra del Señor, puedan apartarse o cometer acciones que van en contra de los principios y la moral que como cristianos debemos tener.
Es por eso que debemos reflexionar en lo siguiente: ¿Estamos conquistando al mundo o el mundo nos esta conquistando a nosotros? Como pueblo de Dios hemos dejado muchas puertas abiertas, y es por eso que muchos malos ejemplos han entrado a nuestras iglesias a convivir con nosotros, cuando dejamos que alguna raíz de inmoralidad o de vana gloria entre a nuestras vidas, esto acarrea que paulinamente perdamos nuestra visión espiritual y por ende, apartemos nuestra mirada de Jesús y dejemos de seguirle.
Por lo consiguiente, debemos estar cada vez mas unidos como hermanos en Cristo que somos. Si alguien comete un error, o se aparta de los caminos del Señor. Nosotros debemos ayudar a restaurarle y animarle a seguir adelante, con espíritu de mansedumbre y bondad, sin ir a criticar o a juzgarle por sus acciones, o muchos menos utilizar esto como excusa para abandonar nuestra fe.
Sabemos que como cristianos, tenemos una larga carrera por delante en la cual vamos a encontrar muchos tropiezos, afrentas, tentaciones y pruebas. Pero no debemos desanimarnos por que contamos con el mejor entrenador que es nuestro Señor Jesucristo, quien nos da fuerzas y nos anima a seguir adelante, Él nunca, nunca nos fallará, lo único que debemos hacer es seguir sus instrucciones, y lo mas importante, debemos tener nuestra mirada fija en Él, para así poder lograr nuestro objetivo y lograr nuestro gran galardón:
“Alcanzarle y vivir eternamente con Él”
Carlos Andrés Jara
Ministerio Agua de Vida